¿Se puede morir de felicidad? ¿o de melancolía?

Todos podemos equivocarnos, de una u otra forma. Formé un prejuicio que resultó incorrecto para mi desgracia, y la pregunta es ¿mi orgullo me permitirá dar otra oportunidad?

Jamás lo olvidaré.

Pemberley, lugar de melancolía, de sueños sobre la eternidad de la existencia.

Una tarde nublada con Elizabeth Bennet, una compañera leal.

El proceso continua, K. Sin embargo, con todo el respeto y gratitud que yo le brindo, me abstengo que indagar en el crimen y sólo dedicaré tiempo a disfrutar de sí.

Ya lo estaba esperando.

La belleza es la misma, pero se ha visto transfigurada, no puede dar un paso atrás con recuerdos de inocencia.

¡DIOS MIO!

Es posible, pero no fácil, no ceder.

Las fluctuaciones pueden ser dañinas.

La gratitud se merece y brinda satisfactoriamente.

Puedes tomar todo menos mis procesos académicos y las frases de Alcubierre.

El problema radica en que no dejo ir los problemas, la solución tal vez si, pero el proceso de análisis me apasiona.

No hay que retroceder, ni siquiera imaginarlo.

Y tener cuidado con la saliva, con las convulsiones y los mareos.

Respirar, vital, sobre todo en durante la vida, respirar muy bien.

Sin vergüenza, todos.

Bueno... sobreviví a esta.

¡Ouch! acepto que eso dolió

Tostes es un sitio para hablar sobre lo que importa, el objeto no es exactamente mi afán, pero si logra acelerar mi ritmo cardíaco de esta forma entonces me merece.

Aquí voy.

Y no es mi intención sublimar la culpabilidad, lo es entender.

El fin.

Suficiente pero no basta.

La mecánica de la que debe usted entender y otros aspectos de Albert Einstein ponen en claro que el pasado de una partícula es difícil y vale la pena, el de una persona es fácil, clásico, monótono, repetitivo y aparentemente más importante que un tetraneutrón.

Libre pero imbécil, barreras que se pone a uno mismo, límites que llegan por orden de una primera persona que no es primera sino verdaderamente segunda, profundo romanticismo que no es real sino puro wertherismo.

Y hay que aceptar que jamás creí llegar a revelar que las desventuras parecen la mayor asquerosidad, mas bien caen.

El mundo no es igual, es el mismo.

Tener a la esencia como objeto de amor lo vuelve muy impersonal.

Imposible merecer es destructiva sensación.

La invalidez llega a ser aceptada por muchos, pero no puede serlo cuando uno mismo se la ha provocado.

Pues era mi derecho, por ser tan dulce...

Son momentos difíciles, pero la sensación indescriptible de la vida, tan difícil, tan inconcebible, tan pura, es lo más arduo de contener.

Y hay que aceptar que no sólo uno controla la entrada de personas cuando el tiempo es compartido... y la aceptación es ardua.