viernes, 26 de septiembre de 2014
Sobre caídas
La asfixia solitaria, historia ajena y caída nociva. Si no se deja de vivir se muere, se va la agonía a ningún lugar, no escapa... no hay más.
Y los préstamos de ilusión se pagan con aire vital, gargantas secas (supongo) y gritos cegados.
No, sin cercanía aparente; el mayor temor es conocer.
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