No me hagas sentir una vez más, suave y fluida cortesana. No converses conmigo porque un sonido basta para seducirme por completo. Recordaré, como siempre lo hago, cada día, cada sombra, cada danza incontrolable, tuya y mía. Eres la cúspide de mi fortuna, la cárcel de mi pasión. Eres libre.
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