lunes, 1 de abril de 2013

Al día

Hago nada y esta es la historia:


Empecé con un amigo, un saludo y entonces estuve amarrada. Se recuerda que soy pésima para evitar los espejos y eso afectó mi plena responsabilidad y constancia, me perdí.
Salí, dormí, vi la vida, me enganché más y mi reflejo no se fue; mal para mi, perfecto para quien quiera.
Regreso, no duermo, no hago, no pienso, no digo; existo.
Además Brasil, no Basil, me tomó entre sus brazos y no me suelta, quiero kilómetros, mar, selva; y parece que no los voy a tener, pero los quiero, eso no me deja.
Entonces termino cada día con mil suspiros, menos mil dólares, menos mil ideas y con mil... ¿ilusiones?

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