jueves, 7 de octubre de 2010

El poema blasfemo

Firme, inmoble, quieta, fría bóveda. Sin rayo de luz alguno, sin luz, sin vida. En tu cúspide me encuentro, o en el vacío ¿Cómo saberlo? La más inmensa de la pasiones eres tú ¡Oh, frialdad rencorosa! Que, sin darme cuenta de mis palabras, sola mi mano se mueve. Solitaria, enajenada, eterna tempestad que solos dejas a los que piensan y acompañas a los que ya se van.
Notas de cálido humor, notas de humillación, de desasosiego, de barbarie. Inmensa inelocuencia, inmensa noche. Malditos los poetas y las luces, maldita la tinta y las voces, estrépitos en la fosa, almas del interior de mi ser, sino cesan ya de clamar, la luna,no presente, sosega y ruega paz.
Hastío, vulgar escrito, sin técnica, sin trato, sin la mínima vergüenza, la mínima preocupación, la mínima decencia ¡oh, toda tú, perversión! Te maldigo a ti, pues, blasfemo poema.

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